jueves, 27 de julio de 2017

Bocado de tele muy sabroso



Si todos los veranos son un drama en lo que a programación se refiere, el de este 2017 se lleva la palma. Las cadenas están muy perdidas, tirando de refritos o recurriendo a la ficción comprada en lote. De ahí que haya sorprendido, para muy bien, el estreno de EL COMIDISTA TV. Dudo mucho que sea el momento propicio para lanzar un proyecto así ni el horario de emisión más acertado, pero los pocos que estábamos anoche frente al televisor hemos podido celebrar su llegada catódica. Mikel López Iturriaga y su equipo habían logrado legión de fans en su blog. Tanto que las miradas de mandamases no tardaron en pensar en la fructífera traslación de su ingenio y contenidos de gastropotencial. La historia mediática acumula fracasos vertiginosos de fenómenos semejantes, porque no todos los formatos están hechos para la tele o sus protagonistas resultan desencajados al integrarse en la pantalla. No ha sido el caso, aquí el ‘chef’ comunicador y sus secuaces han cocinado un producto muy digno, rico en sabores y saberes. Cualquier espectador sin referencias previas caería atrapado en su menú, a base de un guión bien engrasado, la imagen de perfecto emplatado y un ritmo de degustación perfecta. Y es que estamos acostumbrados a programas de cocina prototípicos, con el guiso y el chiste como recurso, pero es un universo tan amplio y evolucionado que merecía su fuera de carta particular. El maestro de ceremonias es un Jordi Évole reinventado, capaz de moverse en la comida, como si de una sit-com se tratase, como en el guiño de entradilla a lo Gloria Serra, hecha carne viva en el súper.

Muy interesante apostar por un troceado top 10, vinculado al tema central, que supone una guía informativa y viajera, presentada en vajilla(s) de plata. El tono coloquial, muy humorístico, da una frescura sana, aunque hay momentos en que chirría. Encaja perfectamente en la inclusión de los reporteros o expertos, presentados cual youtubers de influencia aconsejable. Todos ellos, como el conjunto de protagonistas, generan un buen rollo muy auténtico. Sabemos que en la tele se tiende a exagerar de más. Incluso es de aplaudir que los entrevistadores no quieran comer minutos ni chupar más cámara (o cabeza de gamba) que la gente de la calle, un valor poco explorado. Todo el material y los recursos gráficos son de aplauso infinito, como para visionar en bucle. Trabajo minucioso y muy colorido, que atrapa y se diferencia del común de los espacios en parrilla, bastante planos y ramplones en este sentido. Cierto que en La Sexta cuidan más este aspecto formal. Las propias recetas cobran otra vida, con juegos como los zascas culinarios, que sirven de aprendizaje a la sartén. Otra estrella (libre de michelín, de momento) se merece la naturalidad de las transiciones entre temas, perfectamente encajadas, con sentido del entretenimiento. Este país tiene muchos creativos y muy buenos, otra cosa es que puedan/les dejen hacer libremente. El programa se ha rodeado de un elenco perfecto para sacar un platazo HD. Porque los contenidos de hoy no pueden entenderse como una tapa ramplona, necesitan alicientes de autor. En el par de programas de debut lo fueron la revisión de anuncios de glucosa infinita y mayor nostalgia o la charla con Ibáñez, el maestro de la ilustración. Sin olvidar las concesiones al petardeo, como el guiño a Raffaella Carrá, y la pandilla de locos bajitos, los peores críticos. Estamos hartos de ver cómo se explota una visión ñoña de los peques y no fue el caso, dejando que se expresaran y jugaran con la comida y su particular canguro. El referéndum tortillero, con o sin cebolla, fue un perfecto viral, para alargar el debate en casa y en los bares. Yo, con.

¡La cuenta! Pues la audiencia no ha sido del todo mala ("Azúcar" | 735.000 espectadores y 5,3% "Tortilla" | 849.000 espectadores y 6,8%), pero creo que es un programa que puede crecer cual huerto ecológico. Las buenas críticas, a lo TripAdvisor, seguro que animan a más comensales para las próximas semanas. Ojalá que en los despachos de la cosa televisiva vayan pidiendo mesa y haciendo hueco a propuestas tan apetitosas.

# SÍ · La tele más seria y solvente no tiene que ser la que más se tome en serio a sí misma. Aquí el tono ácido y divertido impregna toda la emisión. Tanto que el final es un gag con comentarios ficticios, debidamente señalizados, que arrancan una sonrisa.

# NO · Históricamente la época estival ha sido el principal campo de pruebas de los canales, pero considero que se trata de un producto muy potente como para rellenar un prime-time deslucido. Ojalá que pegue el estirón y sepan cuidarlo para que alimente a un regimiento.