Son muchos años de telerrealidad. Demasiados. Tanto para
notar el hastío de los formatos pioneros y las estrategias de sus
protagonistas. Telecinco estrenó anoche la nueva temporada de uno de sus
caballos ganadores, SUPERVIVIENTES. Y lo hizo un mes antes de lo habitual, para
intentar frenar la crisis de audiencias y asegurarse contenido expansivo. El
mismo que ocupa horas en sus magazines de turno o que se multiplica en la
parrilla a antojo del programador. Llegando a ocupar tres noches sin
despeinarse y contribuyendo así a la tristeza de opciones. Aunque prometían
novedades y extrema dureza, la gala inaugural fue un calco de las anteriores.
Este año cambian los ‘robinsones’, pero poco más. No cuenta renombrar los
grupos y los utensilios de artesanía tribal. Véase collares o cetros de los
líderes. Es cierto que han remozado el plató o la palapa hondureña, aunque
esperaba una evolución más impactante. La sensación era retroceder en el tiempo
en un espacio que ha perdido su identidad. Recuerdo su lanzamiento con anónimos
y esa sensación de riesgo infinito. Algo que fue inversamente proporcional a la
fama progresiva del casting. En su etapa por Atresmedia se cuidaba mucho la parte
formal y los excesos eran algo edulcorados. Fue en su retorno a Mediaset cuando
el amarillismo impregnó la aventura. Así han reformateado su isla con la suma
de corazoneo, personajes basura, musculitos y silicona sin discreción. A estas
alturas se agotan los nombres con mayúsculas y el resultado es un elenco
ramplón, donde el mayor mérito es haber pasado por la cárcel o embarazar a la
hija de una tonadillera con idéntica pena. Juzgar pues a los concursantes me
parece absurdo, aunque defenderé la capacidad de superación de una Raquel
Mosquera que tiene más agallas que pestañas postizas. Del resto, increíble la
presencia del actor Adrián Rodríguez, que parece tenía muchas ganas de verse en
este tinglado. Trabajo nunca le ha faltado, ¿habrán llegado sus horas más
bajas?
Y hablando de protagonistas, Jorge Javier Vázquez está hecho
para la refriega famosíl. De hecho, hizo olvidar su peor versión al frente de
GRAN HERMANO. Locuaz, irónico, entregado. Se notaba que tenía ganas de dejar
atrás el resto de sus compromisos e hincar el diente al tiburón de la
supervivencia catódica. Fue antológica esa mediación a lo matrimoniadas entre
Chabelita Pantoja y su aún marido, Alejandro Albalá. Poco quedaba del muchacho
retraído y apocopado, enfundado en su traje fashion con los tobillos al aire.
Como todas las lindezas que dedicó a su ex, escasa de reflejos. Y no
precisamente en el pelazo. Dicen las corrosivas lenguas que ella impidió la
presencia isleña del santanderino y el mejor de los males era verse las caras
en Telecinco sin mediar exclusivas. Seguro que aprovechan la tensión para
hacerse un DELUXE y engrosar más las cuentas cardiacas. Como cardiacos debió
poner a muchos Lara Álvarez. Su belleza es abrumadora. De hecho creo
innecesaria tanta muestra carnal. Es triste que la utilicen como mujer objeto,
con un look perfecto, pero hace que su papel se distorsione. No pasó cuando
José María Iñigo narró in situ el desarrollo de las pruebas. Aunque la
asturiana borda su labor.
Es cierto que la noche de apertura es insuficiente para analizar
el programa. Con los días y la aclimatación a las hostilidades surgen las
tramas y se desdibujan los prejuicios con los perfiles de concursantes. Las
pruebas dan siempre mucho juego audiovisual y los totales maléficos, más. El
gran equipo que hace posible toda esta historia se dejará la piel para que el
espectador medio se enganche sin remedio. Ahí es donde la estructura en cascada
de Vasile obra el milagro. Minutos en bucle con los dimes y diretes que se
hacen sorprendentemente virales. Veremos cómo va el desarrollo, aunque yo
reconozco mi lejanía con la fórmula. La sensación de más de lo mismo me
invadía. No aguanté todo el tiempo de emisión, pues vuelven a estirar imprudentemente
el producto. El error en tiempos se notó en lo precipitado del final,
descuidando la parte formal de nominaciones y comunicación a los grupos. Sobrevivirán
como siempre y habrá carnaza sin filtros. Como amante de la cosa televisiva,
espero y deseo que los mandamases apuesten por novedades de verdad. Estoy
convencido de que tienen los cajones rebosantes de ideas geniales, pero al
final ‘tiran más dos tetas de dos catetas’. Y sí, he reescrito el dicho. Aunque pensándolo mejor, la clave está en sumar los dos conceptos al cuadrado para que la cadena se asegure el minuto de oro. ¡Así nos va...!
# SÍ · A nivel
técnico reconozco el esfuerzo y los grandes resultados.
# NO · Los vídeos de
presentación eran un muermo total. Con apenas variantes de unos a otros. Con un
esquema muy visto. Cero creativo.