viernes, 16 de marzo de 2018

Sin capa, pero con caspa



Son muchos años de telerrealidad. Demasiados. Tanto para notar el hastío de los formatos pioneros y las estrategias de sus protagonistas. Telecinco estrenó anoche la nueva temporada de uno de sus caballos ganadores, SUPERVIVIENTES. Y lo hizo un mes antes de lo habitual, para intentar frenar la crisis de audiencias y asegurarse contenido expansivo. El mismo que ocupa horas en sus magazines de turno o que se multiplica en la parrilla a antojo del programador. Llegando a ocupar tres noches sin despeinarse y contribuyendo así a la tristeza de opciones. Aunque prometían novedades y extrema dureza, la gala inaugural fue un calco de las anteriores. Este año cambian los ‘robinsones’, pero poco más. No cuenta renombrar los grupos y los utensilios de artesanía tribal. Véase collares o cetros de los líderes. Es cierto que han remozado el plató o la palapa hondureña, aunque esperaba una evolución más impactante. La sensación era retroceder en el tiempo en un espacio que ha perdido su identidad. Recuerdo su lanzamiento con anónimos y esa sensación de riesgo infinito. Algo que fue inversamente proporcional a la fama progresiva del casting. En su etapa por Atresmedia se cuidaba mucho la parte formal y los excesos eran algo edulcorados. Fue en su retorno a Mediaset cuando el amarillismo impregnó la aventura. Así han reformateado su isla con la suma de corazoneo, personajes basura, musculitos y silicona sin discreción. A estas alturas se agotan los nombres con mayúsculas y el resultado es un elenco ramplón, donde el mayor mérito es haber pasado por la cárcel o embarazar a la hija de una tonadillera con idéntica pena. Juzgar pues a los concursantes me parece absurdo, aunque defenderé la capacidad de superación de una Raquel Mosquera que tiene más agallas que pestañas postizas. Del resto, increíble la presencia del actor Adrián Rodríguez, que parece tenía muchas ganas de verse en este tinglado. Trabajo nunca le ha faltado, ¿habrán llegado sus horas más bajas?

Y hablando de protagonistas, Jorge Javier Vázquez está hecho para la refriega famosíl. De hecho, hizo olvidar su peor versión al frente de GRAN HERMANO. Locuaz, irónico, entregado. Se notaba que tenía ganas de dejar atrás el resto de sus compromisos e hincar el diente al tiburón de la supervivencia catódica. Fue antológica esa mediación a lo matrimoniadas entre Chabelita Pantoja y su aún marido, Alejandro Albalá. Poco quedaba del muchacho retraído y apocopado, enfundado en su traje fashion con los tobillos al aire. Como todas las lindezas que dedicó a su ex, escasa de reflejos. Y no precisamente en el pelazo. Dicen las corrosivas lenguas que ella impidió la presencia isleña del santanderino y el mejor de los males era verse las caras en Telecinco sin mediar exclusivas. Seguro que aprovechan la tensión para hacerse un DELUXE y engrosar más las cuentas cardiacas. Como cardiacos debió poner a muchos Lara Álvarez. Su belleza es abrumadora. De hecho creo innecesaria tanta muestra carnal. Es triste que la utilicen como mujer objeto, con un look perfecto, pero hace que su papel se distorsione. No pasó cuando José María Iñigo narró in situ el desarrollo de las pruebas. Aunque la asturiana borda su labor.

Es cierto que la noche de apertura es insuficiente para analizar el programa. Con los días y la aclimatación a las hostilidades surgen las tramas y se desdibujan los prejuicios con los perfiles de concursantes. Las pruebas dan siempre mucho juego audiovisual y los totales maléficos, más. El gran equipo que hace posible toda esta historia se dejará la piel para que el espectador medio se enganche sin remedio. Ahí es donde la estructura en cascada de Vasile obra el milagro. Minutos en bucle con los dimes y diretes que se hacen sorprendentemente virales. Veremos cómo va el desarrollo, aunque yo reconozco mi lejanía con la fórmula. La sensación de más de lo mismo me invadía. No aguanté todo el tiempo de emisión, pues vuelven a estirar imprudentemente el producto. El error en tiempos se notó en lo precipitado del final, descuidando la parte formal de nominaciones y comunicación a los grupos. Sobrevivirán como siempre y habrá carnaza sin filtros. Como amante de la cosa televisiva, espero y deseo que los mandamases apuesten por novedades de verdad. Estoy convencido de que tienen los cajones rebosantes de ideas geniales, pero al final ‘tiran más dos tetas de dos catetas’. Y sí, he reescrito el dicho. Aunque pensándolo mejor, la clave está en sumar los dos conceptos al cuadrado para que la cadena se asegure el minuto de oro. ¡Así nos va...!

# SÍ · A nivel técnico reconozco el esfuerzo y los grandes resultados.

# NO · Los vídeos de presentación eran un muermo total. Con apenas variantes de unos a otros. Con un esquema muy visto. Cero creativo.