martes, 30 de enero de 2018

Con el #Almaia en pie



Si algo ha definido esta reentré de OPERACIÓN TRIUNFO es la verdad de esta hornada de concursantes. Algo que las ediciones anteriores se diluyó tras el terremoto musical que supusieron los legendarios ‘triunfitos’. El espectador ha recobrado las ganas de compartir los sueños de estos jóvenes, especialmente ese target de edad que ha encontrado en las redes sociales un campo de contenidos infinito. Las tramas de la Academia han conquistado, sobre todo en lo que a amoríos se refiere. Desde el no, pero sí de Aitana y Cepeda, pasando por los armarios entornados de algunos y esos besos supuestamente coreografiados. Aunque el oro a los latidos en bucle se lo llevan Amaia y Alfred. Por separado representaban un perfil de músico desbordante de personalidad, con tics y rarezas como sello propio. Unidos son la nota más afinada, entre la ternura y esa ingenuidad que traspasa cada plano. Lo demostraron al piano íntimo de ‘City of stars’, protagonizando su particular película sin alfombra roja. Bastaba su complicidad y millones de voayeurs, testigos de la magia. Era buena estrategia pensar en ellos como dúo para Eurovisión. Otro ser altamente sensible, Raúl Gómez, ha firmado una letra que es un traje a medida de esta carpeta talentosa. ‘Tu canción’ es un regalo que emociona y hace conectar con los latidos rítmicos de la pareja. Es cierto que apostar por una pequeña gran balada puede ser un desatino. Salvador Sobral se sobró con su victoria y quizá los votos vayan a nuevas propuestas. ‘Lo malo’ era esa opción, pero el público parece que prefiere que Aitana War lo den todo al frescor del veraneo y las tarimas.

La gala de anoche fue muy sosa como espectáculo televisivo. Televisión Española y Gestmusic perdieron la oportunidad de crear un espacio más dinámico, cortando la escaleta cual programa al uso. Hasta las presencias internacionales quedaron deslucidas, por no hablar del jurado, que no juzgo su entidad, pero sí su carisma en las intervenciones. Salvando a la hermanísima Sobral. En cuanto a las puestas en escena me resultaron muy pobres, en general. Es cierto que el resto se tiene que dar en la cita de Lisboa, pero el talent ha demostrado que, cuando quiere, sabe poner patas arriba ese escenario. En el caso de #Almaia, el ying-yang del suelo sobraba, era demasiado ‘cutre-luz’. Ellos eran el todo y todo el mundo esperaba sus 'yoes' ancianos, bailando a la vida con pasión. El episodio beso, mi mente maléfica diría que alguien aconsejó se materializara en la votación final. En la rueda de prensa de esta mañana los medios preguntaban si chocarán sus labios en el magno festival. Al compás respondían que según lo sientan en el momento. El share sí que se resiente, pero para bien, cuando no ocultan ese magnetismo. Por mucho que la pamplonica se muestre recelosa, el marketing romántico siempre vende. A ver cómo se preparan de cara  a la gran cita. Por ahora tienen que afrontar la finalísima de esta operación tan bien orquestada. Miedo me da que acaben agotados con la cantidad de conciertos que anuncian, más la promoción y demás. Después de estos tres meses intensos es lógico que quieran aprovechar el tirón, siempre que no desdibujen los valores de estos chicos. El pasado nos dio muestras de las malas prácticas, aunque confío en que tengan las cabezas mejor amuebladas y asesoras a la altura.

Todos sabemos que Eurovisión en sí es un ejercicio muy politizado y geoamistoso. Es de elogiar la entrega de los eurofans, que cuidan todos los detalles y ayudan a mantener vivo el ADN de este encuentro de artistas y canciones. Habrá muchos españoles, dada la proximidad, que se desplacen hasta Portugal y se olviden de comprar toallas. O quizá encuentren unas con un bordado a lo #Almaia, símbolo de su éxito. Ojalá sepan mimar y presentar esta candidatura. Todo sea por acabar con los años fatídicos que llevamos a cuestas. Mientras tanto, fantasearemos con los doces en bucle y quién sabe si un Roberto Leal de maestro de ceremonias el próximo año. Será inevitable venirse arriba y escuchar el corazón contento de este par de enamorados. ¡Suerte y alma, #Almaia!

# SÍ · El punto de tranquilidad de ambos. En el directo es una garantía.

# NO · Agoney merecía defender un tema en solitario. Su voz rotunda y esa ilusión como festivalero confeso hubieran garantizado un espectáculo memorable. 

lunes, 29 de enero de 2018

Euroindecisión



Crecí con la sintonía de Eurovisión como banda sonora de momentos impagables. Desde bien pequeño me estudiaba la candidatura patria y no perdía de vista a los rivales. Fantaseaba con que todos los points fueran nuestros y que el galón se hiciera en un marco incomparable, a tope de brillo y tópicos. Nunca lo vieron mis ojos y mucho dudo que lleguen a verlo. A pocas horas del especial eurovisivo de OPERACIÓN TRIUNFO, no acabo de ver ningún tema como gran reclamo. Estaba claro que la tele pública apostaría por el formato de Gestmusic si el éxito acompañaba. Lo ha hecho y, de ahí, la confianza a los jóvenes cantores para defendernos en el histórico festival. Sin duda, musicalmente los cinco finalistas han demostrado capacidades y evolución en estos meses, así como alentar a las masas fanáticas. Otra cosa es que tenga el poso suficiente para afrontar una responsabilidad así. Sabemos que millones de espectadores siguen la noche y sus estribillos, al tiempo que la industria suele dar la espalda a los intérpretes que se suben al escenario infinito. Esta hornada, a excepción de Agoney (injustamente fuera del quinteto final), mostraba poco interés (nulo, diría) por recibir el ‘honor’ de ser el rostro y la voz eurovisiva. Es más, una vez recibidas las canciones de manos de sus compositores han demostrado unas actitudes poco respetuosas, con episodios de ego y soberbia que las cámaras mostraron en el 24 horas y valieron más de una bronca de la Directora de la Academia, Noemí Galera, y el resto de profesores. Cualquiera puede entender que opinen y quieran definir sus futuras carreras, algo que los pioneros ‘triunfitos’ no supieron cuidar. Véase la frustrante trayectoria musical de Rosa ‘de España’. El pseudo GRAN HERMANO al que han estado sometidos, sirviendo mucho material más allá de lo artístico, ha dejado en evidencia un lado menos naíf del que nos querían vender. El caso es que hoy se sabrá qué tema de los nueve aspirantes irá a Lisboa. Contará con mucho apoyo, pues la cercanía asegura que muchos eurofans tengan ya sus entradas de precio astronómico. Sinceramente, me cuesta apostar y visto algunos comportamientos de la audiencia, como mantener a una Ana Guerra escasita en lo vocal frente al poderosísimo Agoney, lo mismo tenemos sorpresa. No repartiré puntos desde un plató con croma, pero sí diré qué me parece cada canción.

| CAMINA | Grupal | Es un regalo que se han hecho los concursantes y que les reportará sus buenos royalties. Al estar concebido para los dieciséis y haberse colado en nuestras vidas catódicas, no me parece una apuesta de éxito. La versión final ha quedado bastante digna, pero se echan mucho de menos voces icónicas. Se quedaría corta por mucha coreografía o puesta en escena.

| AL CANTAR | Amaia | La pamplonica es un seguro de vida. Este tema conecta con la emoción de este momento que atraviesa y, sin duda, ha conseguido hacerlo suyo. Por mucho que a Rozalén, su autora, no le hagan demasiada gracia algunos cambios. Muestra su color de voz, pero podría perderse en la inmensidad de la gala.

| ARDE | Aitana | Como canción es la que más me motiva. Desde el primer momento se hizo con ella y potenció el lado más intimista. La muchacha será la nueva diva pop adolescente, no me cabe la menor duda. Yo soy más fan de su modo balada (‘Procuro Olvidarte’ me mató) que del efectismo bailongo. Aquí despliega su mejor versión. Tiene carisma y podría enamorar. Eso sí, sus nervios y las dudas de adolescente en ebullición (Vicente vs. Cepeda) restarían efectividad.

| QUE NOS SIGAN LAS LUCES | Alfred | Fue uno de los más críticos, por mucho que el autor resultó un tipo encantador. El tema es un guante, aunque él se empeñe en voltearlo una y otra vez. La anarquía del catalán no me gusta ni un pelo. Sus caras al cantar generarían rechazo y sorpresa, a partes iguales. Por subidito no le daría esta oportunidad.

| LEJOS DE TU PIEL | Miriam | Una gran canción, que en ella se me queda un poco plana. Porque la gallega será muy buena alumna, capaz de demostrar una versatilidad importante, pero a nivel emoción se me queda muy justita. No sería ni de lejos una Pastora Soler o Ruth Lorenzo, aunque como primer single sería solvente.

| EL REMEDIO | Ana Guerra | Soy poco objetivo con esta chica, porque creo que como artista, a nivel de numerazos, ha despuntado. Y si lo ha hecho es porque el programa ha potenciado esta faceta y ella ha sabido aprovecharlo. A nivel vocal está muy limitada, al menos en los directos. Este tema, que ella odia, será un hit de terraceo. Y, aunque lo odio, tendrá que cantarlo en bucle. Para Eurovisión me parecería una broma de mal gusto.

| TU CANCIÓN | Amaia y Alfred | El amor llevado a la música. Ellos trasladan su historia y los televidentes de cualquier rincón del planeta podrán verlo. Hay una sensibilidad cantada que merece la pena escuchar. Quizá no sea buena estrategia apostar por algo así, después del despliegue emocional de Salvador Sobral, pero ellos serían un tándem de éxito. Siempre que no haya un drama a lo ‘Escondidos’.

| LO MALO | Aitana y Ana Guerra | Pegadiza e irreverente. Aunque ellas no acaban de empastar voces y se hace raro en algunos tramos de la canción. El estilo es actualidad y levantaría a todos del sofá. Los nervios podrían ser muy traicioneros en este dúo. Aportar aire fresco sería un riesgo que merece la pena explorar.

| MAGIA | Miriam y Agoney | El tema ‘rescate’ del canario es un poco descarte. Aunque el dúo funciona, la letra ilusionista resulta un poco infantil. No veo que tenga ese chimpún eurovisivo. Me alegra que él en el directo pueda desplegar talento.   

Veremos qué canción cruza la pasarela para convertirse en historia sonora de nuestra televisión. ¡Qué nervios!

# SÍ · Es positivo que grandes nombres de la música hayan creído en esta edición y limpiar la imagen de este proceso selectivo. Aunque el bochorno del año pasado y el gallo de Manel Navarro forman parte de la memoria colectiva.

# NO · El reducir todo este entramado a una gala dentro del talent me parece insuficiente. Siempre hay que mirar a otros modelos, como el de Suecia, donde saben explotar las posibilidades de Eurovisión con un formato propio.


lunes, 1 de enero de 2018

Televieja



Desde que tengo uso de razón mi sitio estaba frente al televisor. El electrodoméstico más mágico que alguien creó para mi disfrute infinito. Cuando el calendario marcaba Navidad me informaba de los especiales de las cadenas y saltaba de unas a otras, para no perder detalle. Lo que entonces eran excesos y episodios memorables se han difuminado hoy a unos mínimos que no entiendo. Puede que el consumo sea menor y la fragmentación de audiencias haga demasiada pupa, pero el medio tiene que contagiar ilusión y apostar por formatos brillantes. Nada que ver con lo que nos han ofrecido estos días. Los enlatados y refritos eran un déjà vu constante, por mucho que adore a Raphael. El maltrato a la música es algo inaudito en nuestra tele. Necesitamos recuperar los directos a lo grande, como está haciendo OPERACIÓN TRIUNFO o LA VOZ. Que los numerazos se llenen de lentejuelas y bailes espasmódicos. Es lo que ocurría en otras décadas, cuando se alzaba a los números uno del momento al primer plano y contagiaban con sus éxitos las noches festivas. Hoy, salvo honrosas excepciones como CACHITOS, en La 2, el recurso al karaoke zapeado resulta deprimente. Lo mismo con los ejercicios de humor, un bucle que aporta cero. Eso sí, aplaudo que HOMO ZAPPING se salte el protocolo y hagan unos gags para enmarcar. Con una realidad digital apabullante y nuevos modelos de narrativa, incluso caras que cuestionan lo establecido, es necesario apostar por otros esquemas de contar hasta los chistes.

Como amante del directo, aplaudo la decisión de Mediaset por colocar su locura salvamizada. En un contexto más propio del anuncio amodioso, Jorge Javier y los suyos fueron la perfecta proyección del surrealismo de cada casa. El especial que justificaban con videoclips con ‘famosos’ fue una excusa, sin más. Apenas dieron bombo a esa parte del autotune y se limitaron al ejercicio de ser ellos mismos. Quizá demasiado. Especialmente en el post-uvas, cuando el presentador se despelotó e hizo un espectáculo digno del mayor cuñadismo televisivo. Si araña share, ¡bienvenido 2018! Quizá yo no viera la gracia a su ego cantado y los pantalones por el suelo, pero seguro que sus espectadores agradecían el gesto ‘espontáneo’. La competencia prefería a una Chenoa más triunfal que nunca, justificando contrato de exclusividad en un pase a vídeos muy ramplón. En la pública José Mota engrosaba sus arcas con sus más de lo mismo, otra concesión absurda del ente.

Del capítulo Campanadas. Básicamente resaltar el evento Pedroche. Habría discusiones por el mando y decepciones cuando se abrió el abrigo rojo y se quedó en el mono de superwoman, tapando sólo sus desvergüenzas. Esas que su marido emplatará, un año más, para jugar al selfie tonto. Chicote al lado de la zapeadora era una ensalada mal aliñada. Nada que ver con el tándem Ramontxu-Anne, perfectamente engrasados. Él capeado y ella de rojo subido. Sobrios y encantadores, con alusiones a la triste realidad, amén de un guión que perfectamente podía ser de décadas pasadas. Sin faltar la conexión canaria, tan estrambótica que chirriaba, en comparación. Fieles a su reality, el quinteto salvador hizo de las suyas. Apelando a las emociones, los chismes y las puyas a Lydia Lozano. Demasiados egos a repartir el balconcillo, pero fieles a su identidad criticona. Quisieron llenar minutos con múltiples tramas, un ir y venir de tópicos que sobraban. El guiño a la audiencia y sus fotos del momento se quedó pobre. Bastante tenían con aguantar lloros y entender el surrealismo de plató. Me tranquilizó que Terelu come las uvas peladas y sin pepita, como yo. Demasiada telepromoción, mezclando la cebada con la cafeína y unos estilismos de relumbrón. Seguramente que el rédito del audímetro sea bueno. Aunque inferior al hito de JJ y la Esteban, logrando el mejor dato de las privadas, como bien se apresuró a recordar.

Los posteriores de madrugada fueron un triste inicio anual. La 1 con los simpares Eva González y Carlos Latre, con entradillas del pleistoceno. Los artistas no fueron de lo más top, ni el propio escenario, con apenas público de brilli-brilli. Nada que ver con la parodia de MI GRAN NOCHE, la película de Álex de la Iglesia, que supo recrear los contextos absurdos de una mítica Nochevieja. Antena 3 siguió refritándose sin pudor y Telecinco recuperó el concierto de Alejandro Sanz. Casi mejor que el desparrame del desdibujado José Luis Moreno. ¿Cómo se habrá ganado los cuartos el rumano/búlgaro/ruso de dos metros que hacía los teatrillos? Un misterio digno de Íker Jiménez. Como otros tantos que espero se resuelvan y acaben con renovar el espíritu catódico en un momento tan singular. ¡Feliz 2018! ¡Que la tele nos sorprenda… para bien!

# SÍ · Habrá quien esté pendiente de los primeros anuncios del año. En mi caso, no puedo evitar descubrir los avances de temporada. Por mucho que sepa qué novedades están al caer, es emocionante ver el compactado de programas, series y películas. ¡Tele-adicción!

# NO · Mi cruzada contra el más de lo mismo. Hay mucho talento que se merece un hueco. ¡Basta ya de repetir esquemas y caras!