domingo, 25 de febrero de 2018

A los hechos felicito



MIRA LO QUE HAS HECHO es, sin duda, la serie que necesitábamos. Un retrato vivo de nuestra sociedad, con la paternidad/maternidad como foco y la verdad como trasfondo. Porque sus tramas no necesitan de giros inesperados o grandes aspavientos, son situaciones reconocibles las que atrapan sin remedio. Berto Romero y todo su equipo han logrado entender que nuestro panorama de ficción estaba vagando sin mucho rumbo y han puesto la directa a la sencillez bien entendida. Aunque no hayas hecho el viaje de sus personajes, logras ponerte en su piel y sentir ese pellizco de realidad. La breve duración ayuda a que la historia no se pierda en tonterías, que capte lo esencial para sumar planos y procesar sus miedos, frustraciones y rarezas, casi a tiempo real. El elenco también permite que esa naturalidad sea la tónica, incluso con una concesión al surrealismo, con un Pepe Navarro sin taza ni bailarina tras la cortina. Aunque ya sabíamos que el humorista sabía alejarse de su personaje en plató, aquí rompe con todo lo anterior y se retrata con una genialidad aplastante. No son fáciles muchos de los momentos que se cuentan y él los hace posibles con cero complejos. La réplica de Eva Ugarte ayuda a que todo el universo se solidifique. Ambos han parido un proyecto único, traspasado el piel con piel y alentado a que otra narrativa es posible.

La familia, como un cosmos complejo, lleno de aristas y puntos de fuga, queda fotografiada con una comicidad brillante. Con puntos de humor incómodo, pero agradecido. Y otros más relajados, con estereotipos claramente reconocibles: el suegro insoportable, la cuñada alternativa y alocada, el hermano bobalicón y jeta, los padres de la guarde que son el lado oscuro, el amigo ‘consejero’ de aquella manera, el padre socarrón, la madre abnegada… Juntos afianzan al dúo protagonista en su devenir primerizo. Es interesante el planteamiento de la fama de él como elemento que suma, con sus bolos para recolocar situaciones o armarlas desde el principio. De hecho, se cuenta que fue en uno donde ellos se conocieron, manzana mediante. También que se integre el momento viral de YouTube, con los chavales como ajenos a su celebridad televisiva, patrocinados por marcas para retransmitir su adolescencia chunga. Dan en la diana de un fenómeno que aún estamos tratando de entender, en el que los consumos de entretenimiento se redefinen y alzan al estrellato a la completa absurdez. El propio Berto es víctima de este caos, como vestigio del pasado y, a la vez, reclamo de los likes más humillantes.

Es de aplaudir que Movistar+ se moje con una apuesta audiovisual tan potente. Su catálogo de títulos propios no para de crecer y de la mejor manera. VERGÜENZA es otro acierto en comedia, pero LA PESTE o LA ZONA demuestran que también saben armar dramas solventes. Si nos asomamos a la televisión generalista, la pésima programación es un lastre. Recordemos que el prime-time cada día arranca más tarde, por culpa de formatos horribles como HORA PUNTA o rellenos sin sentido, en Telecinco. Cuando no se desata la guerra y se juega al gato y al ratón con el espectador. Véase con LA VERDAD. Así cualquiera responde con gusto, frente al bajo demanda y su practicidad. Si a eso le sumamos  el metraje excesivo, apuestas como EL ACCIDENTE o TRAICIÓN se desinflan. Una lástima que no se replanteen cómo cuidar estas producciones, tan costosas y perfectas para construir una imagen de canal en positivo. Con la promoción ocurre igual. En MIRA LO QUE HAS HECHO han creado un evento bien calculado. Nos han llevado al paritorio y mostrado lo justo, para no perdernos la cara (catódica) del bebé. Sin olvidar lo bien que LATE MOTIV y Buenafuente han remado a favor. No es para menos siendo la productora que firma la criatura y el padre, pues uno más de casa con permiso para hacer reír. En cambio, si nos asomamos a Mediaset algunos ejercicios promocionales son cero creíbles, con los actores paseándose por platós sin ningún entusiasmo. Gajes del contrato.

La segunda temporada ya está firmada y parece que no faltarán los biberones. Aunque no sea muy amigo de los maratones, se trata sólo de seis capítulos y no podrás resistirte a darte el atracón. Al final habrás visto una ‘película’ que te hará sonreír, emocionarte y reflexionar, pues es una comedia romántica de las buenas. Nada de pasteladas, aquí los pañales no ocultan su regalito y lo políticamente correcto no rellena líneas de guion. ¡Enhorabuena!

# SÍ · La tónica habitual es que los elencos se llenen de rostros conocidos por eso de la solvencia y el marketing. Nada que ver. Aquí hay veteranos y gente menos popular, pero todos están al servicio de contar la historia con calidad.

# NO · Necesito más tiempo para encontrar algo chirriante. De momento, paso biberón…

martes, 13 de febrero de 2018

Coser y refritar



MAESTROS DE LA COSTURA no es un talent a medida, sino más bien un Zara de MASTERCHEF. La premisa de la moda prometía, como la elección del jurado y de una Raquel Sánchez Silva siempre brillante. Aunque el primer programa me ha demostrado que la productora Shine Iberia ha querido apostar a caballo ganador y ha hilvanado un primo hermano del concurso de los chefs amateurs. Todo el desarrollo es un calco, adaptado al lenguaje y las necesidades modísticas, pero la comparación resulta inevitable. Desde la disposición de los protagonistas en plató, los totales de los participantes con ese fondo que de utensilios de cocina ha pasado a recortables de maniquíes, la estructura de las pruebas clasificatoria, en exteriores y de eliminación, la rotulación y la gestión social de los aprendices con su nombre bien arrobado. Ejercicio que me parece bien para encender Twitter, algo que el community manager Abel Arana hace como nadie. Pero echo de menos presencia en redes como Instagram, donde explotar la creatividad de los candidatos y así mostrar sus orígenes cosidos y la posterior evolución. Alabo a la presentadora que sí hace olvidar el papelón fuera de lugar de Eva González, aunque no me gusta nada que peloteen sus estilismos. Es genial que ella haga visible la moda española, pero bastaría con un crédito en pantalla y no tantos aspavientos del trío de diseñadores. De ellos diré que me parecen demasiado forzados, con un papel demasiado aprendido, para garantizar el show. Ciertamente se complementan y puede que con más rodaje sean hasta efectivos. Si algo me gusta es que les desborda su pasión y no se amilanan si tienen que coger el trapo por los hilvanes. María Escoté no paraba con un baile de San Vito muy inquietante. Palomo Spain escenifica su exceso de pechamen y surrealismos con poca gracia. El más top es un Lorenzo Caprile entregado al aleteo de manos y al pique con el rebelde Eduardo. Petardadas, las justas. Por mucho que vista a La Terremoto de Alcorcón y pasee su mariconismo sin remilgos.

Las presentaciones de los aprendices se quedaron cortas y algunas llegaron un poco tarde para entender su enganche con la cosa costural. Después sobraron los momentos emocionales de las fotos de la abuela y demás familia, apelando ahí a algo que chirriaba. Me gustó mucho el paso a paso ilustrado de las pruebas. No sé si dará tiempo a copias masificadas, pero aportaba un elemento muy interesante de interacción con la audiencia. Tanto como el diccionario de los términos más técnicos, haciendo cómplices de la jerga a todos en casa. El plató en sí es una maravilla, espacioso y con perfecta iluminación. Dominando los colores cálidos y con tantas piezas que te transportan a los talleres de verdad. Todo sea para perderse entre telas y botones. La elección del casting final me pareció demasiado estereotipada. Que en GRAN HERMANO primen los personajes, más después de infinitas ediciones, es hasta necesario. Aquí estiran esos clichés en exceso del moderno chillón, al padre buenorro, la religiosa extrema, los gemelos come santos, la gasolinera Bratz, la modelo de pasarela, la mamá numerosa, el rarito… Que son peculiares, un rato. Que fuera necesario perfilar tanto sus singularidades, no lo tengo tan claro en un espacio que debe primar el talento fashionista. Fue sorprendente el peso de Dios en varios de los llamados a Cibeles. Mentando hasta el Espíritu Santo para un final feliz. Insólito.

Aunque creo que hubo momentos de tensión fingida, resalto positivamente el apoyo del jurado ante las crisis varias. Así como una Raquel implicada al máximo. Aplaudo la sala de deliberación de las prendas que, a diferencia de los platos, llega más el éxito o fracaso real. El ritmo del debut resultó mejorable, agradeciendo los toques de humor. Es un acierto que instruyan a los espectadores en la Historia de nuestra Moda, como el homenaje a un Pertegaz único. Una duda, ¿es necesario colar un libro de esto? Qué obsesión por estirar el dobladillo. Faltó que cualquiera insistiera en reciclar la ropa en contenedores solidarios o del H&M. La metáfora del costurero y demás era otra revisión de los cuchillos de los chefs. El premio de la máquina de coser, que en pantalla parecía pequeña y hasta básica, resulta pobre.  Y, por último, ahórrense los refranes con calzador. En resumen, que de aquí a alcanzar la maestría aún les queda mucha tela que cortar.

# SÍ · Es genial que la televisión se abra a otros universos, que explore y presente la esencia de nuestra moda. Un mercado que suma infinitos profesionales, que agradecerán tener una ventana de visibilidad.

# NO · La alargada sombra de tantos MASTERCHEF. Internacionalmente hay otras fórmulas con el diseño como clave que quizá tenían que haber reinterpretado, sin necesidad de calcar su propio producto.

martes, 6 de febrero de 2018

OT: Punto y final



“Todos somos únicos”, como bien recordaba Rosa de España antes de ceder el cetro triunfal. Aunque si hay alguien que lo es, y con mayúsculas, no es otra que Amaia, la pamplonica que nos ha robado el corazón en esta remozada OPERACIÓN TRIUNFO. El fenómeno fan es imprevisible y parecía difícil que una chica de gustos musicales inquietos, mezcla de timidez, ingenuidad y talento a raudales y con escaso marketing viral se convirtiera, a priori, en la ganadora del talent. De aquella nominación injusta en la gala 0 al aplauso unánime han pasado pocas semanas. Las suficientes para que no podamos imaginar nuestra música sin su voz. Anoche ejerció de ella misma, frente a unos compañeros muy solventes. Especialmente Aitana, brutal en su doblete de escenario, llamada a convertirse en la diva teen del momento. La gala empezó en alto, con un Raphael rejuvenecido. El detalle del collar de cuentas fue lo más. Hubiera sido un escándalo no contar con él en este show, con su hijo metido en el entramado.

El hit ‘Mi Gran Noche’ fue el mejor pronóstico. Aunque siempre hay peros. En mi opinión, los vídeos se alargaron en exceso y no se aprovechó la presencia en plató de los profesores y exconcursantes. Una pena, pues algunos como Roi apenas dieron juego, cuando fuera son todo un reclamo. Incluso se minimizó a las familias, relegadas al graderío, sin apenas planos de reacción o emociones en suma. Las escenografías fueron bastante pobres, salvo una Ana War que ha tenido a todo el programa a su favor. Ha encadenados numerazos cual guantes para desplegar artisteo del bueno. Otra cosa es que su voz no fuera poderosa. No perdonaré nunca que apeara de la final a un Agoney inmenso. Eso sí, el tango de la guerrera fue muy visual y el resumen perfecto de su gran evolución. Alfred fue él en estado puro y con trombón en gracia. Perfecta la presencia de Vicky, la coreógrafa, una bailarina de diez junto a su cuerpo de danzarines. Miriam no estuvo tan fina como de costumbre. El reto de cantar por Malú era un riesgo y no le salió nada redondo. Aitana hizo olvidar a Sia y se dejó caer. Maravillosa. Lo de Amaia fue un despliegue de grandeza. Aunque en la rueda de prensa de hoy reconocía que tuvo fallos al piano, lo que hizo con ‘Miedo’ fue una antología de su genialidad. Recordó mucho a lo que allí mismo se marcó Pablo López. Libertad para crear.

La duración del programa se fue de las manos. Terminar en horario de teletienda no resultó nada apropiado y ha acabado con media España ojerosa por su culpa. Y con el corazón en vilo por ese fallo de sonido. El mismo que jugó malas pasadas en el inicio y que se revolvió al final. Aunque David Bisbal demostró tablas e hizo lo que pudo con sus gorgoritos. Ante una Rosa muy desubicada y fuera de lugar en la lectura del sobre. Resultó gracioso el plano de toda la nueva hornada cantando su ‘Camina’ y el par de triunfitos mayores sentados sobre las escaleras del escenario. Como contemplando esta nueva realidad o competencia, según se mire. En realidad la recta final fue un despropósito, sin cuidar los detalles y salvando las naves. Cosas del directo. Aunque se sacan de la manga una gala extra en la que espero corrijan errores y sepan sacar chicha a esta generación. Su verdad ha conquistado. Hemos convivido con ellos a través de las múltiples pantallas. Nos han hecho partícipes de su aprendizaje, las dudas, los amores, los gallos, las bromas, las mechas surferas... Y es de reconocer la gran labor de la Academia, con una Noemí Galera en estado de gracia. La sombra de Nina era rizosa, pero no se esfumó desde el principio. Sin olvidar el papel de ‘Los Javis’, el dueto mejor engrasado que aún tiene mucho por contar. Sus clases eran lecciones de vida y cualquiera diría que estaban improvisando. Su potencial comunica todo el rato porque están siempre en línea. Ahora nos quedamos huérfanos de tantas historias, de los pases de micros, del comedor y Martí con sus cameos.

Ya nos dejan caer que pronto habrá una nueva edición, pero aún tienen que explotar a este grupo de voces. Con una Amaia coronada y todo un pueblo rendido a sus teclas. Porque ella es música. Que no perviertan nunca esa capacidad tan personal de transmitir las letras. Ni pretendan sacar un disco a toda prisa. Por delante tiene Eurovisión con su compositor de latidos favorito e infinitos acordes. Si no cambia será su verdadero triunfo.

# SÍ · El punto de tranquilidad de ambos. En el directo es una garantía.

# NO · Agoney merecía defender un tema en solitario. Su voz rotunda y esa ilusión como festivalero confeso hubieran garantizado un espectáculo memorable.