jueves, 9 de noviembre de 2017

¿Hormigas? Las justas...



Son muchas temporadas de EL HORMIGUERO. Infinitos los rostros conocidos, premios y minutos de oro que acumula. Poco se podía esperar cuando comenzó en las sobremesas del fin de semana de Cuatro, pero un equipo bien engrasado y el buen rollo como filosofía enamoró a la audiencia. A muchos, audiencias mediante, entre los que no me encuentro. Y sé el motivo, ¡no soporto a Pablo Motos! Recuerdo que animaba mis tardes adolescentes desde la radio, junto a Julia Otero. Entonces me parecía gracioso. Con la fama y un show a su medida me resultó insufrible. Su pose de colega, esas preguntas fuera de lugar, los dejes de pseudo-macho alfa, ese continuo pasaba por allí tan ensayado. Todo en él me chirría. Admiro la capacidad de liderazgo, porque como productor ha sabido rodearse muy bien y construir un formato que conecta con pequeños y mayores. Aunque si tengo que juzgarlo como comunicador reconozco mi tirria. Tanto que me cuesta sentarme a ver el programa y lo hago en contadas ocasiones, en las que el invitado/a me interesa mucho, mucho. Entonces vuelvo a darme la razón, cuando pierde oportunidades de entrevistar a alguien con mucho contenido y se queda en la bobada. Asumo que no hay un espacio similar en la parrilla, de ahí que los estrellones mediáticos se peleen por aparecer en su plató. Aplaudo los juegos con el público, recuperando a los anónimos con fuente de momentazos. En el mítico UN, DOS, TRES los concursantes asumían mucho peso en el desarrollo del espectáculo y cuando ocurre esto entre el hormigueo cotidiano se agradece. Como algunas secciones, entre lo insólito y lo original. Especialmente dando a la Ciencia un hueco catódico de lo más interesante. Aunque no entiendo esa pasión por el modelo de guapa que lee el guion y suma gracietas. Surrealista el papel de una Pilar Rubio que no acaba de encontrar brillo propio. Bordará sus retos, pero se queda en una starlett vacía de contenido.

El más difícil todavía es una máxima que suelen cumplir, apostando por la innovación y crear personajes. Las propias hormigas son un ejemplo, consiguiendo que un elemento de trapo tenga universos infinitos y un cuantioso rendimiento económico. Me gustan Juan y Damián, con genialidades en plano sin efectos de voz. Ernesto Sevilla es hilarante, en perfecta suma con los cameos de Joaquín Reyes y esos trailers sin pies ni cabeza, pero maravillosos. El Monaguillo chilla por encima de sus posibilidades. Jandro tiene una sensibilidad especial con los peques y su pasión mágica traspasa la pantalla. Que el señor Jorge Salvador esté en su taburete cual abuelo que mira la obra es un guiño que me parece innecesario. Marta Hazas es pura luz, aunque tiene talento para más. Ana Morgade cae en sus excesos, cero natural. Que sustituyera a la Simón es un misterio sin resolver, perdiendo una n en el nombre. Mónica Cruz hace honor a su apellido. ¿Falta alguien? Aquí en seguros sociales tienen un pico. Marron tiene que aprender a vocalizar y el chico de los deportes de riesgo controlar esa sonrisa. Yi Bing hace mucha gracia al presentador, pero una vez vista suficiente. Seguro que me dejo a alguien, con semejante elenco es normal que el gallo del corral esconda muchas de sus debilidades. Que las tiene, por mucho que se frote consigo mismo.  

¿Es el precio del éxito? Quizá de la ausencia de competencia. Lo de la pública es un despropósito. Por su parte, Mediaset no sabe con qué acertar en el access, especialmente en Telecinco, donde los tumbos de unos días y otros resultan insólitos. En Cuatro parece que FIRST DATES se ha consolidado con el cupidismo gastro-voayer. Querido Paolo, a ver si sacas a jugar a algún titular y diseñáis un guante de garantías. Se habla de un bloque informativo con Isabel Jiménez, pero yo optaría por un talk-show divertido, con una cara que arrastre a lo Ellen DeGeneres. Ahí dejo mi propuesta. Sin duda, el motor de Motos se debilitaría. Y así sacaría a pasear su mejor versión… si es que la tiene.

# SÍ · Su vídeo de bienvenida, cada nueva temporada, es un ejercicio creativo impagable. Dado el nivel de invitados se suman rostros de primer nivel que entran al juego y logran un resultado genial.

# NO · Pablo NO me vende la moto.

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