viernes, 22 de febrero de 2008

ReVote



Cuando el remedio no es posible y la enfermedad se convierte en crónica, el problema queda inserto en nuestras vidas per secula seculorum. Es lo que ocurre con la campaña política, que comenzó oficialmente esta media noche, pero que su realidad se remonta cuatro años. Ahora entramos en el principio del fin para que la pescadilla que se muerde la Moncloa vuelva a activarse. Un no parar de declaraciones cruzadas, vídeos marketinianos para dar en la línea de flotación al contrario (el de IU con quemas reales, muy cutre pero se vende solo) y entrevistas con levantamiento de ceja o fanfarroneo populista. Pero no es todo, con la tradicional y obsoleta pegada de carteles se suman más mecanismos de captación alienados, como el buzoneo electoralista o la cercanía impostada de militantes a la caza desesperada de apoyos que sumen votos. Todo un despliegue de razones de comecocos para desoír las encuestas y dar la vuelta a una tortilla, hoy por hoy revuelto de rosas y gaviotas.

En el plano catódico vienen por delante unas semanas más que intensas, de especiales entre especies politizantes. Anoche abrieron fuego los espadas económicos, tuerto Solbes y riquísimo Pizarro, que desplegaron su sosez televisiva y su escaso enganche. Matías Prats no sabía cómo echar leña al rifirrafe porque sus posturas petulantes o insignificantes no lograban empatías. Así que todas las naves se quemarán en los debates a dúo de Zapatero y Rajoy. El lunes, el primero, no sin polémica por la negación de Antena 3 y Telecinco a plegarse a los intereses de la Academia de TV, responsable del evento cruzado cual sujetador mágico. Sólo entonces se espera que, de verdad, se hinchen las venas de los números uno, los llamados a ser nuestros máximos dirigentes. No quiero pecar de pitoniso de baratillo pero intuyo sin ánimo de equivocación a que el resultado final será un programa sinsorgo, en el que zigzagearán entre argumentos sin entrar en harina ni mojarse como corresponde. Y es que el par no es muy afanoso en lo mediático. Eso sí, tendrán que llevar bien puestos los micrófonos y controlar escapes sonoros sonrrojantes.

Y al final, visto el panorama, lo más divertido es el show montado por Eva Hache y su programa cuatrero, que de la nada se ha montado una campaña mediática y con ganas de sorna. Si tienen votos demostrarán que el poder catódico no conoce límites. El éxito desmesurado e injusto de Rodolfo Chikilicuatre para Eurovisión canta por sí mismo. Unos votos de dudoso gusto, pero que dentro de lo que cabe no responden a una hipocresía ni a una mentalidad obtusa y neandertal, como los que respaldan muchos que el 9 de Marzo irán a las urnas.

Por un voto justo, serio y futurista. El pasado siempre vuelve (para mal).

1 comentario:

SemiSueca con frío dijo...

Pues a mi la publi de estos días ni me afectará. Ya he votado hoy mismo por correo.

Un besote post-electoral :)