jueves, 21 de abril de 2016

El Príncipe DEP



Desde anoche, millones de espectadores se van a quedar muy huérfanos televisivamente sin EL PRÍNCIPE, Fátima, Morey, Fran, Faruq… O lo que es lo mismo, la historia a la que han dado vida Hiba Abouk, Álex González, José Coronado y Rubén Cortada, entre muchos otros. Me enganché a sus tramas desde el primer capítulo, por controvertidas, novedosas, románticas, impactantes. Desde  su productora, Plano a Plano, supieron hacer una mezcla perfecta de la intriga a la violencia, fusionada con el amor imposible y los momentos más pasionales. Un cuento reversionado, con malos muy malos y buenos no tan buenos. Presentando, en la superficie y en el fondo, una cultura apenas retratada hasta entonces en nuestra ficción. Las interpretaciones no serían dignas de Oscar, pero tenían esa carga de verdad necesaria que llevaba al espectador a empatizar rápidamente. Considero todo un acierto que se limitaran a contar la historia en dos temporadas, alargando eso sí la segunda y dividiéndola, para amortizar en términos de audiencia. Supongo que Mediaset se esperaba romper todos los techos de éxito, aunque al final no ha sido para tanto, pero un 29,2% de share y 5.213.000 espectadores indica que había interés por descubrir el desenlace. Las redes sociales bullían anoche en cada escena de acción, con las muertes in crescendo y la violencia que se respiró durante el capítulo. En todo momento, los responsables comunicaron la grabación de cuatro finales, guardando bajo llave su elección final, pero considero que han sido fieles a la narración y, desgraciadamente, el llanto tenía que marcar una serie así. Disney y Hollywood nos han inoculado la idea de los happy endings, pero la realidad es otra cosa, más cuando está marcada por un fanatismo como el que vertebra todo el desarrollo argumental.

¡ATENCIÓN, COMIENZAN LOS SPOILERS! Puede que a estas alturas no sepas qué pasó, por eso en ti está seguir leyendo o no. Difícilmente habrás sorteado los comentarios a la contra, la decepción de los fans, la desilusión de los defensores del amor, por encima de todo, incluso de un terrorista despiadado. Sí, la muerte de Fátima resultó descorazonadora. Casi en el último plano, una tanda de disparos descontrolada tuvo que acabar impactando en su cuello. Khaled no podía permitir que la pareja de enamorados, cómplices y amantes perfectos, terminaran felices, superando todo el surrealismo yihadista. Así que acabó con la vida de su esposa, mientras el adonis de Javier Morey tuvo que quitarse la camisa/camiseta por última vez, en pro de un torniquete, que resultó insuficiente. Se escapó la vida de la bella, con discurso épico de romanticismo y beso eterno, como sello de lo que fueron el par de dos más tormentoso. Poco antes Fran, el señor Coronado, remató al malo de la película serie, en su último estertor antes de morir. Todo el capítulo fue una sucesión de tiros a tropel, sangre hiperbólica, llantos desconsolados. No era fácil de consumir desde casa, como no lo son las noticias reales que inspiraron esta fantasía trágica. La factura de este Príncipe estuvo siempre marcada por los colores intensos del barrio ceutí y el recurso tecnológico a escenarios a lo grande. El ojo había momentos en que no se dejaba engañar. Por eso se agradecía el realismo de los exteriores, como el pantano en el que recrearon la escena de cierre. Con recurso al dron para contextualizar la despedida de piel con piel, la vida frente a la muerte. Alejando al espectador en un momento tan íntimo. Insuficientes me resultaron las escenas de título de crédito, cerrando todo el contenido, pero asumo su función narrativa. Ese mirador con ‘el Príncipe’ solo, vacío, esperando que ‘la Princesa’ apareciera milagrosamente. Pues no, nos quedamos con las ganas. Y la duda de si de será LA VERDAD la heredera de este fenómeno. ¿Podrán los abdominales de Jon Kortajarena superar a los de Álex González? Esperamos la batalla. Mientras, ya anuncian un pack de toda la ficción con los finales no emitidos. Todo sea por el negocio. Por mi parte, no caeré en ese Marketing. Y desde estas letras digo para siempre: Adiós, Príncipe, adiós.

#SÍ · El especial previo y posterior a la emisión, con los comentarios del elenco, los técnicos, asesores y demás equipo daba interesantes datos a los amantes de la cosa televisiva. Detalles de making of que permitían comprender el desarrollo de las grabaciones, especialmente las complejas. O las despedidas de los actores y actrices de sus planes de rodaje, humanizando un trabajo que ha resultado perfecto.

#NO · Me pareció abusiva la Publicidad, pero entiendo que era su gallina de los huevos de oro. Pero podían haber cuidado un poco más los cortes y evitado el anuncio dramatizado de las depilaciones, que ciertamente sobró siempre.

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